Desde lo invisible
Sobre la Fotografía Abstracta
La cualidad fundamental de la Fotografía Abstracta es la capacidad de interpretar la realidad visible desde una arista de percepción diferente, donde quien sabe ver, no conformándose con el simple mirar, puede captar al Absoluto invisible. Sucede gracias a un estado de consciencia también diferente al habitual, estado proporcionado por una elevada frecuencia vibratoria.
La consecuencia es una visión más allá de la mirada cotidiana, con su carga de expectativas y con la consiguiente interpretación subjetiva. Por este motivo, la Fotografía Abstracta, al ser objetiva, trasciende lo personal, convirtiéndose a su vez en una invitación al espectador para instalarse en el mismo estado de consciencia que se tuvo en el momento de capturar la imagen.
Al margen del pequeño juego inicial por descubrir qué fragmento de la realidad se ha capturado, si el espectador se mantiene en la experiencia visual entrará en un estado contemplativo de conexión consigo mismo. Ello es debido a la ausencia narrativa de las fotografías. Ciertamente, este tipo de fotografía no conmueve, ni tal es su pretensión.
La Fotografía Abstracta no cuenta ninguna historia. Tampoco pretende emocionar ni transmitir ideas; no es conceptual. Sin embargo, si se le concede la suficiente atención, se experimentará la aparición de un estado nuevo, aunque contenga un antiguo aroma de sobra conocido. Se trata del Sí mismo inmortal que habita en cada uno de nosotros.
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