Sábado, 24/07/21 09:00 h.
Dejar ser, II
«El Yoga tiene remedios contra la ignorancia, no contra la estupidez».
Shambhu
A poco que se observe con objetividad es posible comprobar que vivimos en una sociedad donde la mayor parte de sus componentes están dormidos en una ensoñación generada por una hipnosis colectiva, la cual puede provocar estragos a medio o largo plazo.
Hace un tiempo el riesgo era diferente: consistía en el olvido de sí mismo. En consecuencia, se vivía una vida de ensoñación, tal y como le ocurrió a Alonso Quijano, que fruto de la identificación llegó a creerse ser un hidalgo caballero andante, Don Quijote de La Mancha.
Hoy no es el mismo riesgo, ni muchísimo menos. El riesgo del sueño actual es más elevado por insospechado. Motivo por el que es preciso mantener altos los niveles de alerta y la consecuente práctica de Yoga y meditación, a fin de mantenerse despiertos. Lo cual no es fácil, dado el gran número de impresiones y presiones que se reciben a diario.
La inmovilidad demandada por la postura de meditación (ver nuestro texto «Kevala Kumbhaka») es sinónimo de aquella decisión tomada por Ulises, cuando pidió ser atado al mástil del barco en que navegaba, a fin de impedir abandonarlo cuando oyese los cantos de sirenas que sabía le cautivarían, impulsándole a tomar decisiones ajenas a su voluntad esencial.
Aunque es posible que se conozca la meditación, e incluso algunos osen enseñarla, no todo el mundo tiene su práctica integrada. Por este motivo, ahora más que nunca, es importante dejar ser. Por propia experiencia conocemos el dolor que produce ver cómo seres aparentemente comprometidos con el despertar de la consciencia han sucumbido a los cantos de sirenas, sumergiéndose en un sueño cuyo despertar puede ser duro.
¿Qué podemos hacer al respecto? Nada, excepto lo dicho: dejar ser y estar a su lado cuando se nos requiera. Y por supuesto, practicar. Ante semejantes condiciones de ensoñación permítasenos insistir en nuestra propuesta: aferrarnos a nuestra práctica más que nunca. La práctica será nuestro salvavidas; nunca mejor dicho.
Desde luego, no estamos en posesión de la verdad absoluta, de hecho nadie lo está. El asunto de la verdad ya se ha tratado en anteriores entradas y no es el tema de la presente. Tan sólo se trata de un «aviso a navegantes», dado el elevado índice de narcotización colectiva apreciado en las últimas semanas y meses.
Continuemos practicando la meditación sentada y en quietud, el Radja yoga, precedida de la dinamización del prana, la energía física y mental, propiedad que genera el Hatha yoga. Ambos tipos de yoga son preparación para el Jñana yoga, el yoga del discernimiento, a fin de captar y separar lo Real de lo ilusorio, de disociar la verdad de la mentira.
El Yoga es nuestro preciado instrumento que nos permite mantenernos despiertos y al margen. Es cierto que estamos en verano y en vacaciones, no obstante es preciso continuar alerta siempre y en todo lugar. Conviene no olvidar aquello que hemos aprendido. Si lo hacemos sucumbiremos al sueño. La luz de la comprensión despeja las sombras de la ignorancia.
El despertar ha dejado de ser un juego de salón para intelectuales que buscan entretenimiento o aquellos otros pseudo-buscadores que tan sólo anhelan el bienestar físico o emocional, para verse convertido en un auténtico instrumento de supervivencia.
Que cada cual entienda lo que tenga que entender. Es conocida nuestra disponibilidad. Así pues, si alguien necesita conversar, practicar, meditar… Por favor, que no dude en contactar con nosotros. Aquí estamos, siempre disponibles. Si has llegado hasta el final de la entrada, gracias por tu interés.
Silencio Interior – Escuela
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