Miércoles, 19/10/22 9:00 h.
Impertubridez
La impertubridez se caracteriza por ser un estado de absorción de la mente y consecuente adocenamiento del individuo, bien sea parcial o total, durante el cual la persona pierde el criterio propio, así como la capacidad de discernimiento y pensamiento crítico, entrando en un estado mental amorfo, provocado por un mirar pantallas en exceso, bien sean de televisión, móviles, tabletas, ordenadores portátiles o personales, o cualquier otro dispositivo electrónico.
El individuo queda impertúbrido cuando sus sensaciones físicas, emociones y pensamientos quedan anulados, por no hablar de la disminución de sus capacidades creativas, de inteligencia y comunicación. Por causa de la impertubridez también la voluntad queda seriamente dañada, resultando así muy fácil la manipulación del individuo. Llegado a este punto es innecesario considerar el lavado de cerebro, pues la impertubridez ha demostrado mayor eficacia a la hora de manipular a las masas, tornándolas inconscientes. Es increíble observar cómo para lograr tal fenómeno, bastan unas inocentes pantallas, dando igual el contenido expuesto en ellas.
La impertubridez se agudizada mediante la adicción a productos como: series de televisión, vídeos con información verdadera o falsa, comentarios inteligentes o no, documentales mediocres o no, opiniones certeras o no, etc. Dará exactamente igual, pues el riesgo de padecer la impertubridez reside en que es indiferente el contenido. Sea cual sea el mensaje que aparezca en pantalla, el individuo quedará absorto y, en consecuencia, anulado por la mera concesión de su atención al rectángulo luminoso. No se pretende convencer de algo, sino de anular al individuo. Mientras se mira la pantalla, la consciencia de ser no está, desaparece. No hay presencia. Eso es algo muy grave, aunque no lo pueda parecer.
La eficacia de una mente impertúbrida es inferior a cero, aunque el individuo suponga lo contrario, que es lo que suele suceder. Este es uno de los rasgos principales de la impertubridez: creer que uno es muy inteligente, está muy bien informado, o que tiene mucha cultura. Cuando, en realidad, está ocurriendo justamente lo contrario: La inteligencia queda disminuida poco a poco hasta desaparecer. No se está bien informado, ya que no es posible contrastar la información recibida. Y, finalmente, la cultura adquirida a través de las pantallas es completamente nula.
Sin inteligencia y sin presencia, la capacidad de reacción ante los hechos que acaecen es también nula. La fuerza de voluntad queda debilitada hasta prácticamente desaparecer conforme se consume más tiempo de pantallas. Como consecuencia, la capacidad de protestar también se va a ver drásticamente reducida. Así es cómo el individuo queda anulado por completo. Paradójicamente, al ser impertúbrido tan sólo le queda voluntad para una sola cosa: continuar alimentando semejante estado, mirando cada vez más y más pantallas, siempre nuevas.
No nos llamemos a engaño, la impertubridez afecta a todos por igual, desde niños a ancianos. Resulta escalofriante ver cómo, para que los niños no molesten, los padres les ofrecen distracciones a través de pantallas, tornándolos impertúbridos y con ello también inexistentes. El niño ha dejado de molestar, ha dejado de ser niño para ser nada. Es increíble constatar el daño que se está causando a la psique y al cerebro. El tiempo, juez infalible, nos dará la razón al respecto, pero para entonces quizás sea demasiado tarde, ya que es indiferente la edad y las experiencias vividas. Todo queda relegado al olvido cuando el estado de impertubridez aparece.
Quizás, sería buena idea preguntarse: ¿por qué en las “High School”, propias de los hijos de clases dominantes, no se permite el uso de pantallas de ningún tipo, utilizando exclusivamente “papers”? O ¿por qué, en su momento, se llegaron a regalar móviles y abonos a plataformas de series de televisión? Es normal que haya escasez de preguntas en general, es este uno de los rasgos característicos de la impertubridez, sin olvidarnos de la adicción. Personas que cada poco tiempo se sienten impelidas a mirar el móvil, o son incapaces de salir de sus hogares sin semejante artefacto. Por no hablar de mesas, donde los comensales están mirando el móvil, en vez de conversar entre ellos.
Sin apenas darnos cuenta, hemos permitido y aceptado que la impertubridez se instale en nuestras vidas haciendo del móvil un instrumento de trabajo, o de la última serie televisiva un tema de conversación en el que hay que estar al día. Se han tardado años en encontrar un término adecuado que defina a tan singular estado de olvido de sí mismo y adocenamiento. Si no hay definición, no se puede luchar contra ello, no es posible hacer algo por dejar de estar impertúbrido. Lo peor es que, aunque de alguna manera todo el mundo lo sabe, nadie habla de ello y mucho menos se decide a hacer algo al respecto. Está tan aceptada e integrada la impertubridez que parece ser algo natural, pero ¿lo es? ¿Es natural mirar pantallas constantemente?
Ahora que lo sabes ¿qué vas a hacer?
Silencio Interior – Escuela
info@www.silenciointerior.net
Si te interesa profundizar en el Jñana Yoga y la metafísica Advaita consulta nuestra Aula Abierta
Nota: recordamos que las diferentes entradas del presente Blog representan reflexiones sobre la metafísica Advaita. En ningún caso se trata de la propuesta de trabajo interno propuesto por nuestra Escuela. Para encontrar información al respecto sugerimos visitar nuestra página web, y en concreto el siguiente enlace https://www.silenciointerior.net/textos/
Gracias por tu atención