Sábado, 13/07/24

Despejar la ecuación

«Vincit qui se vincit». Vence quien se vence.

Julio César, 47 a.C.

Sólo cuando no queda nadie existe una mínima posibilidad. Sólo puede vencer aquél que es capaz de vencerse a sí mismo, y con ello consigue trascenderse para ir más allá de la forma. ¿Quién osará contemplar su propia disolución, pralaya, en la aparente nada, sunnya? Esta es la ecuación a resolver.

En la dimensión material, empírica y pragmática, allí donde todo apunta hacia la reafirmación personal, el prestigio, el dinero, los bienes materiales, etc. ¿Quién se atreverá osar a mirar al cielo para contemplar el espacio vacío que todo lo contiene, incluido al propio observador?

Soltar… Soltar es la clave, el secreto que abre la puerta al Infinito. Soltar es el gesto auténtico del ser realizado, el que ha comprendido. Soltar el pasado y el futuro. Soltar el ilusorio presente. Soltar la idea de uno mismo… Soltarlo todo para permitir que todo venga, y vuelva a irse de nuevo.

La autorrealización no consiste en la acumulación, bien sean de objetos, sensaciones, emociones o experiencias; por no hablar de los pensamientos e ideales, materia intelectual que se ha demostrado inútil en el sendero del autoconocimiento, cuando no obstáculo.

¿Quién…, o mejor expresado, qué es Eso que permite el darse cuenta? Este es el núcleo de la cuestión. Semejante investigación dará lugar a la disolución individual, fulcro que permite el acceso a la dimensión del Absoluto, el parabrahman que somos, hemos sido y seremos.

Investigar en nuestra naturaleza humana y psíquica implica iniciar un sendero de no retorno, donde la felicidad, tal y como se la suele entender, queda excluida. Esto es importante saberlo desde el primer momento. Pero, bueno, ya hemos hablado antes sobre la felicidad.

 

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Despejar la ecuación – 13/07