Sábado, 19/04/25
La fuerza de sunnya, el vacío
«La fuerza del bambú reside en que su interior está vacío.»
Shambhu
Una vez traspasados los diferentes cuerpos y envolturas, con sus fluctuantes sensaciones físicas, pensamientos y emociones, aparece la consciencia de Sí. Primero, en forma de testigo, shakshi; después, como presencia de Ser. Tal consciencia de Sí es el último peldaño en la escalera del autoconocimiento, al mismo tiempo que portal dimensional.
A su debido momento, tal consciencia de Sí también se verá trascendida para entrar en sunnya, el vacío. Una vacuidad que absorbe la consciencia impulsándola hacia una dimensión mayor, aunque «infinita» sería un término más adecuado. Dimensión de la que todos formamos parte indivisible, a pesar del vacío aparente con que parece manifestarse.
En semejante vacío, la idea del “hacedor” y del “hacer” quedan diluidas con naturalidad, pues carecen de todo sentido. Nadie queda que pueda hacer algo en semejante vacío, experimentado como si se tratara de una fuerza tan sutil como poderosa e intensa. Tal vacío -tan temido por el ego-, ejerce un sublime poder de atracción carente de pretensión.
Magia, lo llaman los ignorantes. Ciencia, los que creen que saben. Dios, los teólogos; grandes especialistas de la ilusión. Silencio, los místicos… A fin de cuentas ¿dejarán de ser nombres sobre nombres? A lo que Es no se lo puede nombrar, tan solo se lo puede ser. Tal aparente vacuidad no se la puede captar con la mente ni con los sentidos, está más allá.
Silencio Interior – Escuela
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