Miércoles, 26/06/24

Locos años ´20

 “Todo fluye afuera y adentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas se elevan y caen;

la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha,

es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa”.

Ley del Ritmo – El Kybalion

 

Hace un siglo, el frenético ritmo del Charleston vibraba en el aire, impregnándolo todo de una alegría que parecía no tener fin. Pero, lo tuvo. Ocurrió con un crack bursátil en octubre de 1929. De repente, la música dejó de sonar y la luz de la ilusión se apagó.

En un principio, todo iba como la espuma, el dinero y el champagne corría hasta por las esquinas, hasta que alguien reflexionó sobre si una vida endeudada, no sólo podía tener sentido, sino si además podría mantenerse por mucho tiempo.

Y ese alguien, descubriendo la ilusión del momento, vendió todas sus acciones, despertando el pánico vendedor en la masa. Los precios de las acciones compradas con créditos bajaron tanto que llegaron a valer cero. Más o menos, así comenzó todo.

La alegría se esfumó igual que el ficticio dinero con el que se vivía. El ritmo de vida estaba por encima de las posibilidades reales de los ciudadanos. Todo era a base de créditos, incluidas por supuesto las inversiones en el mercado de valores, la Bolsa.

Se cuenta que en un solo día, todo el país (USA) se vio en una ruina total, gestada a base de endeudamiento durante años. La gente acudía a las colas del racionamiento del pan todavía vestidos con el vestido de fiesta del día anterior. ¿Qué fue lo que sucedió?

Algo muy simple: el dinero desapareció. Quizás nunca existió, excepto en la imaginación. Fue un espejismo más. El despertar de un sueño siempre es duro, tanto como el ajuste a la realidad que se vivió después, en la conocida depresión de los años 30.

 

Charleston, años 20

 

Un siglo después

Hoy, un siglo después, la situación no es igual, en apariencia. Pero, si nos fijamos bien, podremos observar cómo sí que es muy parecida, y además exponencialmente multiplicada. En la actualidad (2024),  ya no sólo son los ciudadanos quienes están endeudados (hipotecas, adquisiciones, viajes, placer… todo ello pagado a crédito), sino también las naciones de casi todo el mundo tienen elevadas cifras de Deuda Pública.

España está a la cabeza de los países más endeudados. Según el Banco de España 1,6 billones de euros en marzo de 2024. No es preciso ser muy inteligente para, conociendo la Historia y la Ley del Ritmo, presentir que algo grave se avecina.

 

 

Sin embargo, el frenético ritmo del Charleston actual impide verlo con claridad. Es evidente que hoy, en pleno siglo XXI, tal melodía suena de una manera y a otro ritmo por completo diferentes, pero en esencia es igual: casoplones, viajes de lujo, barcos, vehículos, motos, conciertos, sexo, placer, adicciones, etc.

Todo ello sin límite, ¡ya se pagará más adelante! en cómodas cuotas. Es decir, con más endeudamiento. Se vive con un dinero sin valor, ya que no existe; son meros apuntes, ayer contables, hoy digitales. El momento es exactamente el mismo que hace un siglo, aunque en apariencia la música no suene igual.

 

Ver artículo:     «Crédito al consumo»

Fuente del artículo:    https://www.20minutos.es/lainformacion/empresas/sector-elevan-prudencia-credito-consumo-pleno-boom-demanda-5508740/

 

¿Puede considerarse a la cultura del ocio como la cumbre del bienestar social? Entendemos que no, máxime cuando el precio pagado es la libertad. Libertad a cambio de comodidad y una siempre aparente sensación de seguridad. Sin duda, un precio demasiado elevado a cambio de un poco de pereza y supuesta modernidad.

Todo ello, sin incluir la indolencia que conlleva una individualidad sobredimensionada que, lejos de ser útil, ha sumergido al hombre en un estado cloroformizado donde se relega a un último plano la necesidad de la convivencia como fundamento hacia el crecimiento esencial, con el evidente detrimento de la solidaridad.

 

Así las cosas ¿a quién le puede interesar meditar?

Sumergidos en semejante vorágine de indolente autocomplaciencia hedonista, consecuencia de vidas superficiales ¿a quién le puede interesar meditar? ¿conocerse a sí mismo? ¿descubrir la auténtica y común naturaleza? ¿encontrar el potencial creativo? ¿averiguar quién se es en verdad? etc.

Seamos sinceros, con toda la fauna existente y el amplio espectro de distracciones disponible, a nadie le puede apetecer bucear en el mundo interior para conocerse a sí mismo, por mucho que en el Templo de Delfos, donde en la antigüedad se consultaba al Oráculo, esté escrita semejante sentencia.

 

«Nosce te ipsum et nosces Universum et deos».

Sócrates, 470 – 399 a. C.

La frase «Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses» inscrita en la entrada del Templo de Delfos, en la Grecia antigua, y difundida por Sócrates como núcleo de su enseñanza, circula hasta el día de hoy por Occidente. Sócrates afirmaba que el autoconocimiento es el principio básico de la sabiduría.

 

Cuestión de ciclos

Las crisis en general, y en concreto la de Deuda que se avecina, siempre se han solucionado con guerras. Sucedió en el siglo XX, y sucederá en el XXI; y también en los siguientes siglos venideros. Los ciclos se repiten inexorables, y los principios universales expresados en el Kybalion, también.

Tras la destrucción, la reconstrucción. Y con ello el inicio de un nuevo ciclo. En realidad, tampoco es tan grave Además ¿a quién le importa? Mientras tengamos una cerveza en una mano y el móvil en la otra, no se necesita nada más. Mucho menos, si sabemos que por la noche veremos una serie en la televisión.

Según la trinidad hindú, Brahma, Vishnu y Shiva, el primero –Brahma– es quien crea el mundo. Vishnu quien lo mantiene, mientras que Shiva es el destructor. Destruye para dar origen a un nuevo ciclo. ¿En qué momento del ciclo estamos, de cual venimos y hacia cuál nos dirigimos? No es una respuesta difícil.

 

Shiva, destructor de mundos

 

Posibilidades de supervivencia

Las posibilidades de supervivencia no se encuentran tan solo en el que sabe adaptarse; semejante teoría darwiniana carece de sentido hoy día. El futuro será de quien sepa anticiparse, y por ello pueda prevenir. Pero, sobre todo, será de aquél que haya aprendido a tener los pies en la Tierra, la mirada en el Cielo y el Corazón en Amor.

No obstante, para alcanzar semejante conexión con el universo circundante y del que, consciente o inconscientemente, formamos parte, es preciso disponer de ciertas cualidades, como por ejemplo: mumuk sutva, el anhelo de verdad. Algo difícil de encontrar en la actualidad, debido el elevado grado de adicción a la mentira existente.

También será necesario disponer de la capacidad de interiorización, a fin de conectar con la presencia de ser, para llegar a hacerla nuestra morada permanente, evitando el extravío en las formas y colores, luces y sombras de un mundo aparente por propia naturaleza. De este modo, la meditación y posterior contemplación sucederá…

 

Perdone ¿cómo dice usted?

¿Meditar? Pero, ¡qué me está contando! ¿Cómo se le ocurre decir semejante disparate en los tiempos que corren? ¿Acaso está usted ciego? ¡Estos son otros tiempos, tenemos tecnología! Meditar es cosa de viejos. Se nota que es usted del siglo pasado. ¡Actualícese, hombre, actualícese! Eso es lo que tiene que hacer. Además, ahora, la espiritualidad no interesa a nadie, ha dejado de existir. Dios ha pasado a ser el dinero, que todo lo puede. ¡Déjeme en paz con su cháchara casposa que me voy de viaje para asistir a un concierto primero y una fiesta después! Además, si quiero meditar, tengo medios de sobra para hacerlo con el móvil.

 

Meditar no está de moda, tal y como algunos suponen.

Lo que está de moda es bajarse aplicaciones al móvil.

 

A fin de cuentas, quizás lleve usted razón, joven –y tal vez no tan joven–, y lo importante sea la satisfacción inmediata. Quizás, todo sea como usted dice y la Inteligencia Artificial, de la que tan orgulloso se siente, acuda, algoritmo en ristre, para salvarle de su propia ignorancia. No obstante, vamos a ver qué sucede cuando la sangre riegue asfalto y campos. Porque, si esto llegó a ocurrir un día, puede volver a suceder. Algo que usted, en su corta y protegida vida, por buena fortuna no ha tenido ocasión de experimentar, por lo que carece de referencias reales, y por lo tanto, válidas.

 

Refugio interior

«Cuando el ser humano está desesperado, se vuelve hacia Dios; cuando es feliz, se olvida de Dios.»

Bhai Sahib

El pesimista es un optimista con experiencia. Por ello, es mejor ser realista. Así, no es difícil prever un cambio importante de ciclo, donde se podría ver cómo la necesidad de consuelo vuelva la mirada hacia la solidaridad entre los hombres y muy posiblemente también hacia un Dios olvidado en la noche de los tiempos y en la Ciencia, el otro nuevo paradigma. Pero, cabe preguntarse: ¿es posible una civilización sin Dios? ¡Jamás ha existido algo así! Una civilización que ha perdido el Sol central del conocimiento verdadero está condenada a desaparecer.

No obstante, y aunque resulte consolador pensar que quizás no sea necesario llegar a semejante extremo, consideramos necesario estar al menos prevenidos para transitar a nivel social un profundo y doloroso ajuste. Todos sin excepción pasaremos por ello, unos de un modo, otros de otro, pero todos lo viviremos. Y ¡ojalá se trate sólo una crisis de Deuda! Al menos, algunos podremos contar con el consuelo del conocimiento y la práctica de la meditación. Y con ello, disponer de la posibilidad de crear un refugio en nuestro interior. ¿Qué otro refugio puede existir?

 

 

 

Silencio Interior – Escuela

info@www.silenciointerior.net

 

 

Locos años ´20