Miércoles, 11/12/24
Medita, tan sólo medita
El conflicto, cualquier tipo de conflicto, nace por la necesidad del ego por sobrevivir. Detrás de cada conflicto se ocultan el miedo y la inseguridad. Por ello nacen las batallas de poder entre egos, por la necesidad de obtener la supremacía del uno sobre el otro. Jñana, el conocimiento, nos lleva a la comprensión vivencial de la naturaleza ilusoria del ego, con lo que cualquier posibilidad de conflicto queda anulada de inmediato, dando lugar al viejo refrán: «Dos no discuten si uno no quiere».
Semejante neutralidad emerge gracias al aroma que la presencia de la esencia exhala. De ahí la sugerencia de meditar dos veces al día y mantener tal práctica contra viento y marea, como dicen los marineros. Quizás no les falte razón, pues navegar por mares egóicos desde la esencia demanda una profunda determinación para mantener el rumbo determinado que, en nuestro caso es hacia el Ser.
Por ello es necesario recordar la importancia de hacer el «no-hacer». Cualquier cosa que el ego intente hacer no solo estará avocado al fracaso, sino que también avivará aun más el fuego de la fricción. Ahora bien, si la acción nace del Corazón, de la esencia, del Ser… Entonces, la fricción se disolverá sola, igual que el humo de una varilla de incienso desaparece de la habitación. A fin de cuentas, el ego humo es.
Medita, pues. Tan sólo medita. Verás cómo todo se armoniza poniéndose en su sitio. Y lo más importante: sucederá sin que tú, el ego que crees ser, haga algo por arreglar el conflicto. Vuelve a ti. Recupera el contacto con la presencia de ser, de saberte ser, y quédate ahí, observando el devenir de los acontecimientos en el mundo y el de los demás actores. Contemplarás cómo todo cambia sin que tú, el Ser, haga algo.
Silencio Interior – Escuela
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