Practicantes de Yoga

“Observa, sonríe y calla”

Proverbio hindú

Ante todo, somos practicantes de Yoga comprometidos con su práctica que gustan de compartir con los demás semejante disciplina y filosofía físico-psíquico-espiritual, con el único fin de facilitar la posibilidad trascendente de ir más allá de maya, el estado de ilusión primordial que caracteriza a la realidad densa y material de la que todos formamos parte, consciente o inconscientemente. Pero, que no por ello conforma la única realidad existente. De hecho, utilizamos tal realidad empírica a modo de trampolín para acceder a la realidad metafísica, objetivo sutil y último del Yoga.

El término Yoga significa: unión. Por lo tanto, cualquier elemento que busque dividir a los individuos, así como polarizar a las sociedades, no puede contar con nuestra opinión más favorable. Máxime si por ende tales elementos viven, cuando no se lucran, de generar semejante división, bien sea apelando a la ideología -sea del tipo que sea-, o a cualquier otro medio. Desde luego, tal hecho puede ser aceptado, pero ello no implica necesariamente su integración. Se lo acepta porque tal aceptación es la etapa previa y necesaria para su posterior trascendencia.

Consecuencia de tal aceptación consciente es la posibilidad de aumentar la frecuencia vibratoria hacia planos más elevados de consciencia, allí donde el estado inmanente de la No-dualidad pueda pasar a ser una realidad cotidiana por propia experiencia. Sin que tal estado quede alterado por los intensos cambios que, a evidentes marchas forzadas, se están tratando de implementar en los últimos tiempos, y -muy importante-, sin que sus motivos y consecuencias lleguen a ser causa de nuestro interés. Es evidente que nuestro interés dista mucho de los posibles cambios sociales que se puedan provocar.

Algo sucede -sea lo que sea-, y nosotros, en tanto que practicantes de Yoga, lo observamos, para después sonreír. Pero, sonreímos no porque nos haga gracia lo observado, sino porque somos poseedores de un tipo de Conocimiento diferente, que no superior, que nos permite tomar distancia y relativizar, lo cual finalmente nos invita a callar. Sin que por ello, nuestro silencio implique necesariamente un acuerdo tácito con lo observado. En absoluto tiene por qué ser así. De hecho, no lo es en la mayor parte de las ocasiones.

El Yoga y su práctica puede llevarnos más allá de las dimensiones temporales, espaciales y causales, para instalar al individuo en una posición tangencial con respecto al mundo en que vive, evitando la neurosis generalizada que ese mismo mundo intenta provocar. Todo lo cual nos permite estar y permanecer fuera del círculo, siempre imaginario por ficticio, donde habitamos, pero en el que no convivimos. Todo ello sucede siempre sin perder el contacto con él. Esta es la magia del Yoga: liberarnos de la ilusión que nos rodea y que somos, pero sin llegar a padecer esquizofrenia alguna, ni ningún otro tipo de psicopatología. Todo lo contrario, somos individuos conscientes y por ello, sanos.

En tanto que individuos, en ningún momento perdemos el contacto con la realidad circundante y tampoco con la nuestra propia. Muy por el contrario, sabemos perfectamente dónde estamos. Estamos en el mundo, aunque sintamos no pertenecer a él. Algo que nada ni nadie puede evitar, por mucho poder mediático, o de otra índole, pueda creer que tiene sobre los individuos. Por este mismo motivo, tampoco participamos. No es debido a ninguna clase de indiferencia indolente, sino a nuestro elevado grado de consciencia. De alguna manera, nuestra influencia sucede en planos sutiles, a través del amor y el silencio. Ahí es donde se produce la verdadera transformación individual hoy, y social mañana.

El Yoga proporciona una visión por completo diferente de la realidad cotidiana, permitiendo a sus practicantes escapar de los tentáculos de la generalizada manipulación masiva, al conceder un pensamiento crítico y objetivo, lejos de la opinión de las masas, caracterizada por la ausencia de objetividad. La masa siempre está dormida, pero el individuo tiene la posibilidad de despertar. Semejante visión objetiva y crítica va a poner siempre en tela de juicio toda la realidad desplegada ante nuestros sentidos. Tal percepción diferente es una elección disponible para todos. Siempre ha estado, está y estará al alcance de cualquiera que así lo desee. En realidad, no es cualidad exclusiva de los practicantes de Yoga.

 

Silencio Interior – Escuela

info@silenciointerior.net

 

 

Practicantes de Yoga – agosto 2024