Sábado, 01/02/25

Tipos de conocimiento

«La inteligencia te persigue, pero tú eres más rápido.»

Sarcasmo popular

Al hablar o escribir sobre el conocimiento es imprescindible discernir sobre los dos tipos básicos de conocimiento existente. Por un lado, se encuentra el conocimiento útil, y por el otro, el inútil o empírico. Útil es aquél que ayuda a comprender la ilusión que el ego es. El inútil, todo lo demás.

Desde el nacimiento se acumula una cantidad ingente de saberes inútiles, la mayor parte vinculados a la supervivencia del ego, o al menos a su intento de supremacía, generando batallas de poder siempre carentes de sentido y perdidas de antemano, aunque se las disfrace de aparente victoria.

Sin embargo, sobre el ars moriendi, el arte de morir, apenas si se sabe algo; aunque tal arte sea el principal conocimiento que se pueda adquirir. Morir al ego para vivir desde la esencia. Muerte alquímica, siempre llena de significado. Naturalmente, será el propio ego quien rechace tal saber.

Así pues, un cuerpo nace, vive un tiempo más o menos largo y después muere. Pero, entremedias ¿qué ocurre? En la mayor parte de los casos, lo que viene a suceder es que la estupidez preside el puesto de honor. Nadie escapa a tal parámetro, y creer lo contrario es el primer síntoma que lo confirma*.

Pasamos por este breve espacio de tiempo sumergidos en una ensoñación creada de manera aleatoria por la proyección de una mente que padece delirios por causa de un ego que palía su ignorancia graduándose en saberes inútiles que otros seres ignorantes acreditarán con sus firmas. Un juego más.

Tan sólo encontrar el camino de vuelta a casa puede tener un atisbo de consideración. El resto no deja de ser un almacenamiento inútil de datos más o menos interesantes. Sólo el conocimiento intuitivo primero y metafísico después, merecen ser tenidos en cuenta, pues permiten ir más allá, en dirección al Absoluto.

Tales conocimientos descienden vaporosos sobre todos nosotros. Lo hacen de forma tal sutil que su percepción es casi imperceptible. Mente y sentidos no lo alcanza a vislumbrar. Sin embargo, una vez que la consciencia lo capta, todo cambia. Todo es diferente, aunque en apariencia todo continúe igual.

La clara luz del Ser concede una comprensión tan luminosa que termina por alcanzar a buddhi, la inteligencia discriminativa que forma parte del antah karana, el órgano de la mente. Es la fuerza del Ser lo que ilumina nuestra comprensión. Este es el conocimiento útil en verdad.

 

Silencio Interior

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* Lectura sugerida: «Las leyes fundamentales de la estupidez humana», Carlo M. Cipolla

 

Tipos de conocimiento – 01-02